Bollería industrial
La bollería es un término genérico que reagrupa el conjunto de los preparados alimenticios elaborados básicamente con masa de harinas comestibles fermentada, que han sido sometidos a un tratamiento térmico adecuado: cocida o frita, a la que se han añadido o no otros alimentos, complementos panarios y/o aditivos autorizados . Su componente principal es la masa de harina en sus diversas formas. Los productos de bollería pueden contener otros alimentos, complementos panarios y aditivos autorizados.
Tipos de bollería
La Ley distingue entre dos tipos de bollería:
- Bollería ordinaria: es la que no tiene relleno ni guarnición.
- Bollería rellena o guarnecida: es aquella en la que antes o después del tratamiento térmico adecuado se ha rellenado o guarnecido con diferentes productos alimenticios dulces o salados.
El desarrollo de la bollería de fabricación industrial ha conducido a un consumo excesivo de este tipo de alimentos, unido a una utilización en su elaboración de ingredientes que se caracteriza por poseer alta cantidad de calorías concentradas en un una porción pequeña, primando las calorías derivadas de grasas y azúcares.
Esto añadido a la utilización de grasas hidrogenadas o grasas trans, como los aceites de palma y coco, que se usan en la industria de la bollería por su bajo coste, junto a grasas saturadas animales, mantecas de cerdo y mantequillas. Suben el nivel de lipoproteínas de baja densidad (LDL), y elevan los triglicéridos, ambos relacionados con el incremento de enfermedades cardiovasculares, hipercolesterolemia y arteriosclerosis.
O la utilización de azucares refinados y azucares simples como la sacarosa, fructosa, la glucosa o el azúcar invertido que producen incrementos considerables de los niveles de insulina en sangre.
La bolleria industrial tiene un alto contenido en sodio, relacionado con hipertensión arterial, además de gran cantidad de aditivos, saborizantes o conservantes químicos que llevan este tipo de productos procesados y que no resultan aconsejables.