El Brócoli
Aunque su origen es difuso, se cree que se empezó a utilizar en los países con climas templados a orilla del Mediterráneo oriental, en Oriente Próximo. La Península de Anatolia, Líbano o Siria acogerían los primeros ejemplares de esta planta provenientes de una especie silvestre común con las coles y coliflores.
Ya antes del siglo I a.C. los romanos disfrutaban de esta sana verdura, que es el resultado de la selección y cruce artificial de las mejores variedades de col silvestre. Durante la época de dominio del Imperio Romano, esta verdura llegaría hasta la Península Itálica donde fue cultivada para consumo, llegando a ser muy popular. Pero sería mucho más tarde, a mediados del siglo XX, cuando su producción se desarrollaría en Europa.
En la actualidad existen muchas líneas de investigación asociadas al brócoli: tanto desde conseguir la mejora a nivel de especie, como por ejemplo para conseguir una variedad que se conserve mejor o que sea más resistente a nivel de cultivo, y por otra desde la perspectiva médica, ya que las investigaciones sobre su papel en la prevención del cáncer se continúan estudiando para dilucidar al máximo su potencial.
Estados Unidos es el mayor productor Mundial con sus plantaciones de California.
El Brócoli o Brécol es una verdura que está compuesto principalmente por agua en un 89%, lo que conlleva que su nivel de calorías aportadas al organismo tras su ingesta sea muy bajo con 30 kcal/100 gr, por lo que es muy conocido su uso en dietas de control de peso.
Su aporte en vitaminas le confiere un excelente valor nutricional ya que proporciona vitaminas del grupo B como las: B1, B2, B3, vitaminas E, vitamina A y Betacarotenos, así como vitamina C que contribuyen al mantenimiento de los tejidos corporales, aumentan la resistencia a las infecciones, regulan el correcto desarrollo del sistema nervioso e intervienen en el crecimiento, además de resultar beneficiosas para la elaboración de enzimas en el hígado y hormonas sexuales. También se otorgan al brócoli propiedades antioxidantes, colaborando en la formación del colágeno de los huesos, formación de masa ósea, glóbulos rojos y blancos.
Entre los minerales que aporta esta verdura destaca el potasio, aunque cuenta también con cantidades específicas de calcio, zinc, yodo, hierro y magnesio. Intervienen saludablemente en la generación de impulsos nerviosos, actividad muscular, regulación de agua en la célula, funcionamiento de diversos órganos internos como los intestinos y mejora de la inmunidad. Los minerales, en concreto el yodo, son indispensables para el funcionamiento de la glándula tiroides, controlando así ciertas funciones metabólicas como la regulación de la temperatura corporal y el desarrollo del cerebro del feto durante el embarazo.
Los últimos avances técnicos en el mundo de la investigación han sacado a la luz ciertos elementos fitoquímicos relacionados con el consumo del brócoli que potencian los efectos preventivos ante diversos tipos de cáncer como el de pulmón, próstata, de endometrio, estómago, hígado, colón, mama o útero. Entre estos compuestos destacan los glucosinolatos, isotiocianatos e índoles como el 3-carbinol un compuesto químico que estimula la reparación del ADN y el diindolymethane, potente modulador de la respuesta del sistema inmunitario innato con actividad antiviral, antibacteriana y anticancerígena.
A uno de los elementos de estas sustancias, el azufre, debe esta verdura y otras de la misma familia el intenso olor que desprende durante su cocción.
Su contenido en fibra alimentaria (2,6 g/100 gr) le confieren buenas propiedades laxantes y protectoras del aparato digestivo.
La forma más sana de tomar brócoli es al vapor pues donde se pierde una menor cantidad de los compuestos saludables del mismo.
En la Consulta de Nutrición te contamos las propiedades de los diferentes alimentos para tu salud.