El complejo hospitalario Ruber Juan Bravo inaugura una Unidad Médico-Quirúrgica de Pruebas Funcionales del Tracto Digestivo
• Al frente de la misma están el doctor Diego Hernández García-Gallardo, que se incorpora al equipo del Dr. Juan Carlos Meneu, Jefe de Servicio de Cirugía General y los Dres. Constanza Ciriza de los Ríos y Fernando Canga, del equipo del Dr. Sarbelio Rodríguez, Jefe de Servicio del Aparato Digestivo.
El complejo hospitalario Ruber Juan Bravo ha ampliado sus prestaciones sanitarias con la puesta en marcha de una Unidad Médio-Quirúrgica de Pruebas Funcionales del Tracto Digestivo, a cuyo frente están el doctor Diego Hernández García-Gallardo, cirujano general y del aparato digestivo y los doctores Constanza Ciriza y Fernando Canga, especialistas en medicina del aparato digestivo.
El Dr. Hernández es un profesional con una amplia trayectoria científica y clínica con más de 28 años de experiencia como cirujano, con una dedicación prioritaria al estudio y diagnóstico de la patología esófago-gástrica. Por su parte la Dra. Ciriza y el Dr. Canga tienen una dilatada y reconocida trayectoria en el estudio y tratamiento de los trastornos funcionales digestivos, desempeñando actualmente los cargos de Presidenta y Secretario en el Grupo Español de Motilidad Digestiva.
Se trata de una Unidad en la que colaboran ambos servicios, encargándose el equipo de Medicina del Aparato Digestivo del diagnóstico, tratamiento médico y endoscópico y rehabilitación de la patología funcional y motora del tubo digestivo y el equipo de Cirugía a la preparación de las soluciones quirúrgicas de la misma. Además, se han icorporado equipos de manometría esofágica y anorrectal de alta resolución para el estudio de estas patologías.
En patología digestiva alta hay varias enfermedades esofágicas benignas subsidiarias de tratamiento. La labor del especialista consiste, precisamente, en identificarlas, cuantificarlas y tratarlas, en primer lugar médicamente y, según las ocasiones, completar el proceso con una solución quirúrgica adecuada.
"Algunas de ellas, como el reflujo gastroesofágico, son un problema frecuente que tiene una gran importancia desde el punto de vista social y económico y que debe abordarse desde un punto de vista multidisciplinar, ya que afecta a la práctica clínica habitual de gastroenterólogos, cirujanos, otorrinolaringólogos, neumólogos, internistas y otros. Los trastornos de la motilidad de esófago primarios (acalasia, espasmo esofágico difuso) y secundarios (por diabetes, hipo e hipertiroidismo, conectivopatías, esclerodermia, procesos neurológicos, etc.) también implican la práctica clínica de estos especialistas", detallan los doctores. En este sentido, tanto la manometría esofágica de alta resolución como la monitorización de pH en 24 horas (pH-metría esofágica) son pruebas funcionales fundamentales en el estudio de los pacientes con estas dolencias.
En patología digestiva baja y en coloproctología también hay enfermedades que requieren una adecuada solución, por lo que el especialista tiene que ser muy preciso en el diagnóstico. Dentro de ellas se encuentran el estreñimiento crónico de difícil tratamiento; la incontinencia fecal idiopática, la postoperatoria y la postraumática, especialmente tras partos complicados, así como tras radioterapia rectal y la encopresis; alteraciones dolorosas del ano (fisura anal, hemorroides, "proctalgia fugax", etc…); o en la evaluación tras cirugías anorrectales. Tanto gastroenterólogos, como cirujanos, ginecólogos, o neurólogos se benefician del estudio de estos pacientes con manometría anorrectal de alta resolución.
"Hoy en día, ningún cirujano debería intervenir cualquier patología anorrectal sin una valoración adecuada de la función rectal. La manometría anorrectal es, en este sentido, el método más útil, fiable y sencillo de evaluar la función de dicha región", subraya el Dr. Hernández.
Actividades asistenciales
En la nueva Unidad Médico-Quirúrgica de Pruebas Funcionales del Tracto Digestivo se realizan las siguientes pruebas que, como apunta el doctor Hernández, es imprescindible programarlas con antelación: "Los enfermos citados para manometría esofágica y pH-metrías han de suspender alguna medicación una semana antes". "Aunque en algunas circunstancias, -como comentan la Dra. Ciriza y el Dr. Canga-, podría hacerse bajo el efecto de las medicaciones habituales del paciente con la finalidad de valorar el mismo sobre la motilidad del esófago, o medir la eficacia de la medicación inhibidora del ácido en los pacientes con dicho tratamiento". "Los pacientes que acuden para manometría anorrectal han de prepararse con enemas de limpieza".
- Manometría esofágica de alta resolución: el procedimiento consiste en la introducción por un orificio nasal de una sonda especial con traductores de presión. Una vez colocada se realizan 10 degluciones líquidas con la finalidad de estimular los movimientos del esófago y sus esfínteres, por lo que tiene una duración aproximada de unos 20 a 25 minutos.
- pH metría esofágica de 24 horas: el médico introduce un catéter nasoesofágico que tiene un sensor de pH en su punta, y una vez colocado en el sitio correcto, se conecta a un holter (registrador ambulante de datos). La duración de la prueba es de 24 horas, es ambulatoria. Posteriormente se informa al paciente del comportamiento que ha de seguir durante las 24 horas siguientes. Una vez hecho el registro de datos se realiza el análisis de los datos y se elabora el informe. Generalmente es precio hacer antes una manometría esofágica para la adecuada colocación del catéter de pHmetría.
- Manometría anorrectal de alta resolución: el médico introduce una sonda, especialmente diseñada, por vía anal y se realiza el estudio que consta de diferentes fases, incluyendo el hinchado de un balón que lleva incorporada la sonda. El tiempo medio estimado de esta prueba es de aproximadamente 15 a 20 minutos.