La Unidad de Trastorno Límite de la Personalidad puesta en marcha por el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo es la primera unidad específica de atención a esta patología en el sector sanitario privado de la Comunidad de Madrid.

La Unidad, dirigida por el Profesor Dr. José Luis Carrasco Perera como Director Científico, cuenta con tres especialistas en psiquiatría, dos psicólogos, un neuropsicólogo y un psicopedagogo. Cuenta además con una página web específica -http://www.ruber.es/tlp/es- que ofrece información sobre esta patología, el tratamiento adecuado y algunas pautas para ayudar a las personas que la sufren.

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Tal y como pone de manifiesto el Dr. Carrasco, "se trata de un trastorno del comportamiento de tipo impulsivo que a menudo deriva en episodios de autolesiones, intentos de suicidio o accesos incontenibles de ira, y que en algunas ocasiones se manifiesta también a través de los conocidos como TCA -trastornos del comportamiento alimentario, fundamentalmente anorexia y bulimia-".

El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) se acompaña de una marcada inestabilidad emocional, adicciones comportamentales y abuso de sustancias, inseguridad personal y déficit en el desarrollo de la identidad. Sin embargo, el juicio de la realidad no se ve alterado, como ocurre con los trastornos psicóticos persistentes. En el fondo de estos comportamientos alterados subyacen el temor al fracaso vital, la falta de confianza en uno mismo, la desesperanza y la falta de sentido vital. Un 10 % de los pacientes con TLP mueren por suicidio, aunque muchos otros acaban falleciendo por causas indirectas relacionadas con el trastorno, como las intoxicaciones por drogas, los accidentes o el maltrato por parte de otros. El trastorno límite de la personalidad puede presentar violencia impulsiva ocasionalmente, aunque tiende habitualmente a las autolesiones y a ser víctima de malos tratos.

El trastorno empieza a constituirse en torno a los 14-16 años de edad, aunque se dan casos de aparición tardía a los 25-30 años –cuanto mayor es la edad de detección del trastorno mayor es también la dificultad para tratarlo-. Por ello es de gran importancia la detección precoz antes de que se manifiesten al completo los síntomas del trastorno. Los primeros signos aprecen en la adolescencia en forma de irritabilidad y de una tendencia al aislamiento y a la ofuscación.

Respecto a su origen, puede darse la existencia de una predisposición biológico-genética, aunque en muchos casos está relacionado con factores educativos que tienen que ver con la ausencia de vínculos saludables en la edad infantil, situaciones de abusos o malos tratos o el consumo de sustancias en la adolescencia temprana, e incluso se ha demostrado una relación con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en la infancia.

En cuanto al tratamiento, el paciente puede recuperarse y llevar una vida autónoma y estable, aunque para ello, es necesaria una atención continuada y una rehabilitación psicológica intensa: habitualmente consiste en una combinación de medicamentos y psicoterapia, reservando el ingreso hospitalario para situaciones de crisis graves.

"El objetivo de nuestro método -comenta el Dr. Carrasco-, es el desarrollo de la persona y de los diferentes aspectos de su personalidad, a través de cinco ejes: autoimagen, fortaleza, inteligencia social, valores y sentido. Nuestro método se centra en los dos elementos fundamentales de la personalidad: la identidad o autoimagen y el sentido, pues una identidad estable y auténtica se convierte en una personalidad viva, y una personalidad viva se convierte en una persona equilibrada. Por eso, trabajamos para fortalecer la identidad desarrollando la fortaleza, entrenando la Inteligencia social y enriqueciendo los valores personales y morales."

Además, resulta de gran importancia el papel del entorno familiar como parte activa del tratamiento, por lo que se combinan terapias individuales junto con terapias grupales y familiares.