La contaminación atmosférica aumenta el riesgo cardiovascular
Según sugieren diversos estudios realizados en los últimos años. Mayor riesgo de infarto agudo de miocardio es la principal consecuencia.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte y discapacidad en todo el mundo, destacando el infarto agudo de miocardio (IAM)-síndrome coronario agudo (SCA), que es una de las principales causas de la mortalidad cardiovascular. Diversos estudios han investigado si la exposición a niveles elevados de partículas en suspensión <2,5 µm (micras) -PM2.5 por sus siglas en inglés- influye en el SCA y, en caso afirmativo, cómo lo hace.
La mayoría de los estudios previos han producido resultados homogéneos que demuestran que un aumento en la exposición a PM2.5 en los días o semanas anteriores a un infarto agudo de miocardio (IAM) se asocia a un incremento del riesgo de IAM.
Por lo que se refiere a los colectivos de riesgo, son las mujeres, las personas mayores y las personas que padecen diabetes quienes tienen una mayor probabilidad de afectación por una alta exposición a PM2.5.
La muerte súbita de origen coronario, es la causa más frecuente de muerte súbita. La gran mayoría de los estudios han demostrado que los altos niveles de PM2.5 están asociados a un mayor riesgo de parada cardíaca extrahospitalaria en personas con enfermedad coronaria.
Las arritmias fatales tales como la fibrilación ventricular son las causas directas más frecuentes de la muerte cardíaca. Un meta análisis informó que la exposición a PM2.5 a corto plazo estaba asociada a mayores tasas de hospitalización o mortalidad por arritmias. Existen pruebas convincentes que indican que la incidencia del SCA puede ir en aumento a medida que suben las concentraciones de PM2.5: por cada aumento de 5-µg/m3 en los niveles de PM2.5, se incrementa un 18% el riesgo de desarrollar SCA.
Un meta análisis publicado recientemente indicó que la exposición a PM2.5 en el corto plazo estaba relacionada con un mayor riesgo de hipertensión, aunque no se demostró lo mismo con la exposición a largo plazo. Estudios de cohorte más recientes y experimentos en animales han demostrado que la exposición a PM2.5 a largo plazo está asociada a una elevada tensión arterial.
En opinión del equipo de la Unidad del Corazón del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, dirigido por el Dr. José Angel Cabrera como Jefe de Departamento y el Dr. Gonzalo Pizarro como Jefe de Servicio "las evidencias científicas son suficientemente robustas como para asegurar que deben tomarse medidas efectivas para mantener los niveles de PM2.5 por debajo del umbral de seguridad protegiendo a las poblaciones con mayor susceptibilidad al infarto. Sin duda es labor de todos, Administraciones, profesionales sanitarios y otros colectivos educar a los ciudadanos sobre los efectos nocivos de PM2.5 e informar de los medios por los que se puede obtener información actualizada sobre niveles de PM2.5 y cuáles son las medidas preventivas más adecuadas".
Es importante reducir las fuentes de PM2.5 tales como emisiones del tráfico, la generación eléctrica, la cocina o la producción industrial basada en los combustibles fósiles, ya que estas medidas bajan la posibilidad de exposición a PM2.5 para las poblaciones de mayor riesgo. Se sugiere que tanto las poblaciones susceptibles como las personas sanas reduzcan al mínimo su exposición al PM2.5: reducir los tiempos de desplazamiento, mantener las ventanas cerradas, utilizar purificadores de aire y con carbón activado, llevar máscaras de protección a prueba de polvo y la limpieza, pueden reducir la exposición a PM2.5, así como la absorción de materiales tóxicos adherentes a PM2.5.