Los grelos son los brotes tiernos de las hojas del nabo que aparecen en la planta justo antes de su floración. Su apariencia es la de un tallo más o menos grueso (puede alcanzar el grueso del dedo pulgar de la mano) del que salen algunas hojas y, en el extremo, las flores.

El grelo es comestible mientras está tierno. Cuando la flor está desarrollada, el grelo se endurece y ya no es posible su consumo, pues no ablanda por mucho que se cueza.

grelosgrelos

Un buen sistema para saber si el grelo es blando o no, consiste en darle un corte transversal en su extremo. Si el centro está muy blanco (blanco nieve) el grelo no es comestible a causa de su dureza.

Los grelos se pueden consumir crudos, aunque por su particular sabor amargo, resultan más sabrosos cocidos. Igualmente, el sabor amargo se reduce si se escaldan durante unos minutos en agua hirviendo antes de cualquier preparación culinaria.

Algunas personas confunden el grelo y las nabizas. Estas últimas son las primeras hojas, tiernas, que produce el nabo.

Los grelos son hortalizas con un alto contenido en agua, bajo en proteínas y muy bajo en grasas e hidratos de carbono; por lo que su valor calórico es también muy bajo.

Esto las convierte en una alternativa apropiada para formar parte de platos sanos, ligeros y saciantes, por su considerable contenido en fibra.

Respecto a las vitaminas, los grelos y las nabizas son más ricos que los nabos, destacando su contenido en provitamina A (una ración de grelos duplica las ingestas recomendadas al día —IR/día— para esta vitamina, a hombres y mujeres de 20 a 39 años con una actividad física moderada), vitamina C (más del 100% de las IR/día), ácido fólico (566% de las IR/día), riboflavina Y B6. Las cantidades de carotenos son también muy elevadas (6.000 μg/100 g).

El hierro y el calcio son los aportes minerales más elevados, si bien debemos recordar que el hierro es «no hemo», por tanto, de peor absorción que el «hierro hemo» presente en las carnes y productos cárnicos.