Sí, todos podrían ser clasificados como hidratos de carbono por su composición. Sin embargo, no todos son iguales ni tienen el mismo impacto metabólico en nuestro organismo.

Podemos clasificar a los hidratos en simples (absorción rápida, con ello generarán un pico de glucosa plasmática rápido e intenso) y complejos (absorción lenta).

Los hidratos de carbono simples se caracterizan por su sabor dulce y los podemos dividir en monosacáridos y disacáridos.

Los monosacáridos son:

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  • Glucosa: se encuentra en frutas o miel. Es la fuente más habitual de energía del sistema nervioso y se almacena en hígado o músculo en forma de glucógeno.
  • Fructosa: también se encuentra en frutas o miel, verduras productos procesados. Es absorbida en intestino donde luego pasa al hígado y es metabolizada en glucosa.
  • Galactosa: no está en la naturaleza, sino que es producida por la hidrólisis de la lactosa.

Por otro lado, los disacáridos son dos monosacáridos juntos, siendo uno de ellos glucosa. Estos se dividen en:

  • Sacarosa (glucosa + fructosa): es el azúcar común.
  • Maltosa (glucosa + glucosa): se ve poco libre en la naturaleza.
  • Lactosa (glucosa + galactosa): azúcar de la leche.

Los hidratos de carbono complejos o polisacáridos son menos solubles que los simples y su digestión es más compleja, generalmente tienen función estructural o de reserva.